de botellas de agua y champiñones
Como decía un amigo mío que bien conoceréis cuando leáis está preciosa poesía, "no me sirve de nada el paraguas cuando viene la tormenta":
cuando nieva en Sevilla
me gusta verte.
El humo me ciega,
las nubes me levantan,
y sólo me consuela
la virgen de la estampa.
Los dulces me atan,
el ruido me alimenta,
no me sirve el paraguas
cuando viene la tormenta.
Las moscas me pueden,
los gatos me hieren,
los niños me pintan
en las paeres.
Los guardias me advierten,
las monjas me arrugan,
me entran ganas de mear
Esta mañana nada más levantarme he cogido una botella y la he llenado de agua. Era una botella vacía, que antes había tenido ya agua en su interior, pero en el momento en que esta mañana yo la he cogido no tenía ya nada de agua. De hecho estaba vacía. Y yo lo que he hecho es llenarla con agua del grifo, que ni fresca, ni caliente: templá. Ni dulce ni salá: templá. Y es que cuando uno se lo propone lo consigue. Cuando me he dado cuenta me la había bebido. Claro, que luego te dan ganas de mear, por supuesto, eso es así, cuando bebes agua luego al rato te dan ganas de mear. De hecho las ganas de mear te dan porque antes has bebido agua. Bueno puede ser que hayas bebido agua, refrescos, nestises, cervezas, ginebras o güisquises. O incluso que hayas bebido un poco de todo.
Un poco de todo es lo que llevaba esta tarde la bolsa de revoltijo que me he comprado en el quiosco.
Mi primo Luis Miguel trabaja en un quiosco. No es suyo, es de su suegro, pero vamos como si lo fuera. Como si fuera suyo quiero decir. Porque es de otro, es de su suegro, pero que eso no tiene importancia, es decir o no tiene importancia o tiene poca, porque el quiosco es prácticamente suyo por una serie de circunstancias que no es necesario comentar aquí porque son cosas personales de esa familia y no vamos a sacar trapos sucios. Bueno, trapos sucios, sucios tampoco. Que digo que tampoco es eso. Que cada uno tiene sus trapicheos y sus cosillas. Pero que estos no son de contar porque son cosas de familia, de peleíllas y tal. Porque la mujer de su suegra se fué a vivir con un negro. Un negro, en el sentido más cariñoso de la palabra. Era más bien un negrazo porque medía más de dos metros, tenía la espalda más ancha de toda castilla, la nariz porruda, los dientes blancamente inmaculados, las orejas igualmente negras que la frente pero ésta arrugada cual pasa de uva. Las manos tenían dedos que más que dedos eran como enormes po... porras de churros, los ojos ensangrentados, la mirada asesina de quien es un asesino pero no lo sabe, una cicatriz en el pescuezo que le hacía peligroso por momentos, un pendiente en la nariz cual marrano gorrino cochino capitán de las gallinas. Tenía una mirada intranquila, sus pupilas giraban incesantemente como buscando su presa, controlando todo lo que le rodea. Pero que en el fondo el tío este era lo más pachón que te puedes echar a la cara, ¡más buena gente el hombre!, si el otro día una vieja le pegó con el bolso 4 horas seguidas y no dijo nada por no molestarla. ¡Gente así necesita el país!
Total, que la mujer del suegro de mi primo Luis Miguel se fué con este negro que se llama Sergio. Así que por una sencilla ecuación sabemos que el suegro de mi primo Luis Miguel se quedó solo y abandonado. Porque claro mi primo vive con su hija, que son pareja y están casados. De hecho contrajeron nupcias en su momento, un día de lluvia, a la par que bonito y soleado.
Que lo que yo vengo a querer decir es que os conservéis bien ahora que sois jóvenes porque si no a la hora de la verdad cuando llega el momento de que te tienes que poner al pié del cañón y se te exige que seas lo que siempre has debido de ser, tienes que estar listo para demostrarlo todo, todo lo que has aprendido, porque ese tema no es cosa de un día, es cosa de años de dedicación y nadie mejor que tu lo sabe. Así que ponte manos a la obra y demuestra tu valor y tu pericia en casos como ese.
A mi el caso que me acontece no es el mismo pero ¿que es parecido? pues sí, si es parecido. Tendo que ir a comprar clavillos de 2 milímetros a la ferretería, cosa que no me gusta hacer, pero a otros muchos sí.
Las ferreterías son como ciudades en el sentido de que todo está organizado cumpliendo su misión. Los martillos están ahí para amartillear, las tijeras para cortar, los taladros taladran, los destornilladores destornillan, los tornilladores atornillan, los tornillos son atornillados mientras que los destornillos son destornillados y el destornillador que lo destornille buen desatornillador será. A veces las ferreterías venden también pilas, otras veces venden tacos de madera y otras alfileres y punzones. Y dependiendo de las ofertas que tengan ese día concreto pues la compra te saldrá más o menos bien, o incluso mejor de lo que esperabas. porque la media de compradores de ferreterías en cuanto al gasto medo viene rondando las milquinientas pesetas o lo que en euros viene a ser 62 o 63 dependiendo del cambio monetario en vigor que has de consultar siempre que tengas oportunidad porque es muy útil y a veces hasta necesario.
Los tigres son animales muy feroces, pero cuando están malcriados se vuelven pacíficos y melancólicos. A mi me pasó una vez eso con un tigre. Aparte de que olía a tigre y eso no es cosa que le guste a todo el mundo, tenía las muelas picadas, así que el pobre tenía un aliento ferozmente mortal. Así era, tuvimos que sacrificarlo, a mi me dió pena, pero a mi mujer le dió alegría. de hecho preparó un arroz caldoso para celebrarlo. A mi el arroz caldoso me encanta porque me gusta el arroz pero si encima es caldoso: ¿qué mas se puede pedir?, y "el que pide no es traidor porque a caballo regalado no saques briznas que es temprano".
No tengo mucho más que decir por hoy aparte de que ojalá gane el Chealse la liga de campeones. ¿la liga de campeones es lo mismo que la Champios o que es lo que es? porque yo no me aclaro con esas cosas porque ahí nadie pone en claro sobre la mesa la situación, la champions por un lado, los campeones por otro. Campeones fue la seride de dibujos animados que sucedió a Oliver y Benji. Eso está claro, ¿no?. Pues nada a seguir bien.
Muy vuestro, muy suyo, un abrazo y un besuco,
Gumersindo